Adopción de Fiona

Ya hace un año que Fiona llegó, con esos ojos verdes que fueron ventana directa a su corazón, muerto de pena.
Antes de ella, no había visto a un gato llorar con lágrimas.

Un lamento detrás de otro hasta que asomó la cabecita, más aterrorizada que tímida, por debajo del coche donde se escondía y resguardaba desde a saber cuándo.
Un 'ps ps' fue suficiente para captar por completo su atención y abrirle la puerta del coche, la invitación que tanto llevaba esperando.

Fiona atravesó la calle y se subió corriendo al regazo de la persona que, por primera vez la vio.
Por la fecha de su llegada, podría ser una gatita perdida no identificada, pero jamás nadie la buscó. Una cicatriz enorme en la tripita delató que ya la habían castrado y disipó las dudas sobre lo que, quedaba claro, fue un abandono.

Fiona no se lo merecía, pero bueno, no he conocido a ningún animal que lo haga.
Es una gatita tan especial, tan delicada, tierna, amorosa, que estaba segura de que encontraría rápidamente un hogar. Un año después, seguimos esperando que alguien la vea, pero que la vea de verdad y decida que el resto de su vida sería muchísimo más triste si no la vive con ella.
Convive con gatos y perros, está en Sevilla, puede viajar a otras provincias y tiene aproximadamente un año y medio o dos.