Ficha de Bubu

Bubu cree intuir que tras esas voces que suenan un poco ñoñas hay buenas intenciones y que tal vez, una caricia como las que piden los demás perretes se sentiría bien, pero no se atreve. Todavía no.

Aunque apenas tiene dos años, ha pasado toda su vida en el infierno.
El infierno no está debajo de la tierra sino justo a ras de ella y los demonios no tienen cuernos sino cubos con pan duro como piedras; y agua parada y verde que es el color de la esperanza, aunque de eso nunca haya. Y albero seco y cadenas.
Es el tormento de los perros que nacen siendo 'de parcela'.

Bubu tiene miedo, mucho miedo a lo desconocido y eso es, esencialmente, todo y todos. Está empezando a darse cuenta de lo grande que es el mundo y enfrentarse a la nueva realidad le está costando mucho.
Es cuestión de tiempo y otro poquito de trabajo que se convierta en el mejor perro soñable, porque Bubu es bueno, no sabéis cuánto.

Acogerle entre nuestras filas era imprescindible, el primer paso, doloroso y necesario, para un futuro en el que nadie le confunda con una alarma de seguridad.
Pero su estancia en residencia cuesta dinero y con él son dieciseis los animales que pagan cada mes su techo, una cifra insoportable para cualquiera y más para una asociación tan chiquitita. Así que si alguien quiere formar parte de su presente y su futuro amadrinando o apadrinando con cualquier cantidad, puede ponerse en contacto.

De momento esta semana se vacunará y pospondremos el resto del protocolo veterinario hasta que su situación emocional le permita tolerar el contacto sin sufrir tanto.